La desnutrición infantil satura el principal centro de ayuda en Mendoza
En lo que va de 2011 sólo el hospital de Conin recibió 350 consultas. Hoy, 28 niños de cero a once años están en tratamiento. Las causas, falta de conocimiento y pobreza.
Afecciones a nivel neurológico, enfermedades crónicas y problemas de crecimiento son sólo algunas de las consecuencias que a futuro puede sufrir un niño que no esté bien alimentado. Incluso, de no actuar a tiempo, el riesgo de muerte será mayor.
Lejos de quedar al margen de las provincias donde la desnutrición infantil sigue instalada, en Mendoza la luz de alerta volvió a encenderse y la demanda de asistencia satura los centros de prevención y tratamiento.
Sólo en el Centro de Recuperación Nutricional "Madre Teresa de Calcuta", de la Fundación Conin (Cooperadora para la Nutrición Infantil), los especialistas recibieron 350 consultas ambulatorias en lo que va de 2011, mientras que 28 chicos han requerido atención especializada por la gravedad de sus cuadros. De ellos, 18 están internados y diez asisten al hospital de día.
"Hoy tenemos más niños que nunca. Cada vez llegan más y la demanda es mucho mayor al espacio físico con el que contamos", aseguró Gabriela Sabio, directora del centro que desde 2002 funciona sobre calle Lisandro Moyano, al 3.600 de Las Heras, y es único de su tipo en la provincia.
A este ritmo, las proyecciones de la institución indican que este año trabajarán con un promedio de 180 atenciones médicas mensuales, mientras que en 2010 estas rondaron las 140.
La asistencia nutricional a los pequeños pacientes, sumada a un trabajo integral con las familias, forma parte de la labor que realizan los profesionales de este centro. Las derivaciones se efectúan desde los centros de salud y los hospitales públicos de la provincia, como el Notti y el Lagomaggiore.
Pero también intervienen los juzgados de Familia y los organismos ligados a los temas de niñez, una vez que se detecta que el niño o niña está en riesgo.
Cuando el tiempo apremia
El trabajo para evitar que los niños afectados por un cuadro de desnutrición se siga desarrollando, incluye una toma de conciencia desde el interior de las familias. Ocurre que muchas veces, la falta de recursos y los problemas socio económicos aparecen potenciados por la desinformación. Durante los primeros años de vida, cada desajuste significará mayores riesgos en el futuro.
Justamente por eso, el plan nutricional no sólo incluye asistir al niño para que llegue al peso necesario, sino que requiere de un intenso trabajo de capacitación con las madres.
"La primera semana de internación es la más difícil, pero después la respuesta por parte de las familias es muy buena cuando van viendo los resultados", aseguró Sabio. En este sentido, la pediatra aclaró que en ocasiones, las carencias alimentarias en la primera infancia surgen cuando los padres no saben qué conviene darles de comer a sus hijos. "La desnutrición no sólo se da por la falta de alimentos. Las mamás necesitan del acompañamiento y la educación para hacer buenas preparaciones", advirtió Sabio.
Administrar las carnes en diferentes comidas, sumar verduras y reforzar la dieta con postres caseros, es una de las tantas opciones que ayudan a mejorar la nutrición de los más pequeños de la casa.
Pero las herramientas pueden ser aún más completas. Por eso, en los talleres destinados a los padres, las temáticas giran en torno a la importancia de la lactancia materna, las medidas de higiene y conservación de los alimentos y hasta se habla de cómo detectarla en sus propios hijos.
De acuerdo a Sabio, varios factores requieren de un abordaje urgente. Es que muchas veces las mamás llegan solas, desde muy lejos y con problemáticas graves. Viven situaciones de pobreza extrema, violencia, abandono, enfermedades o padecen adicciones.
"El problema de la vivienda es muy recurrente, a veces no cuentan ni siquiera con los servicios básicos y eso complejiza la situación, porque cuando se trata de desnutrición, el tiempo apremia", aseguró la directora, que además es médica pediatra.
Lejos de quedar al margen de las provincias donde la desnutrición infantil sigue instalada, en Mendoza la luz de alerta volvió a encenderse y la demanda de asistencia satura los centros de prevención y tratamiento.
Sólo en el Centro de Recuperación Nutricional "Madre Teresa de Calcuta", de la Fundación Conin (Cooperadora para la Nutrición Infantil), los especialistas recibieron 350 consultas ambulatorias en lo que va de 2011, mientras que 28 chicos han requerido atención especializada por la gravedad de sus cuadros. De ellos, 18 están internados y diez asisten al hospital de día.
"Hoy tenemos más niños que nunca. Cada vez llegan más y la demanda es mucho mayor al espacio físico con el que contamos", aseguró Gabriela Sabio, directora del centro que desde 2002 funciona sobre calle Lisandro Moyano, al 3.600 de Las Heras, y es único de su tipo en la provincia.
A este ritmo, las proyecciones de la institución indican que este año trabajarán con un promedio de 180 atenciones médicas mensuales, mientras que en 2010 estas rondaron las 140.
La asistencia nutricional a los pequeños pacientes, sumada a un trabajo integral con las familias, forma parte de la labor que realizan los profesionales de este centro. Las derivaciones se efectúan desde los centros de salud y los hospitales públicos de la provincia, como el Notti y el Lagomaggiore.
Pero también intervienen los juzgados de Familia y los organismos ligados a los temas de niñez, una vez que se detecta que el niño o niña está en riesgo.
Cuando el tiempo apremia
El trabajo para evitar que los niños afectados por un cuadro de desnutrición se siga desarrollando, incluye una toma de conciencia desde el interior de las familias. Ocurre que muchas veces, la falta de recursos y los problemas socio económicos aparecen potenciados por la desinformación. Durante los primeros años de vida, cada desajuste significará mayores riesgos en el futuro.
Justamente por eso, el plan nutricional no sólo incluye asistir al niño para que llegue al peso necesario, sino que requiere de un intenso trabajo de capacitación con las madres.
"La primera semana de internación es la más difícil, pero después la respuesta por parte de las familias es muy buena cuando van viendo los resultados", aseguró Sabio. En este sentido, la pediatra aclaró que en ocasiones, las carencias alimentarias en la primera infancia surgen cuando los padres no saben qué conviene darles de comer a sus hijos. "La desnutrición no sólo se da por la falta de alimentos. Las mamás necesitan del acompañamiento y la educación para hacer buenas preparaciones", advirtió Sabio.
Administrar las carnes en diferentes comidas, sumar verduras y reforzar la dieta con postres caseros, es una de las tantas opciones que ayudan a mejorar la nutrición de los más pequeños de la casa.
Pero las herramientas pueden ser aún más completas. Por eso, en los talleres destinados a los padres, las temáticas giran en torno a la importancia de la lactancia materna, las medidas de higiene y conservación de los alimentos y hasta se habla de cómo detectarla en sus propios hijos.
De acuerdo a Sabio, varios factores requieren de un abordaje urgente. Es que muchas veces las mamás llegan solas, desde muy lejos y con problemáticas graves. Viven situaciones de pobreza extrema, violencia, abandono, enfermedades o padecen adicciones.
"El problema de la vivienda es muy recurrente, a veces no cuentan ni siquiera con los servicios básicos y eso complejiza la situación, porque cuando se trata de desnutrición, el tiempo apremia", aseguró la directora, que además es médica pediatra.
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